Las viviendas españolas suspendidas en eficiencia energética

Tras tres meses de la entrada en vigor de los Certificados de Eficiencia Energética de viviendas, la principal conclusión es que la mayoría de las viviendas resultan energéticamente ineficientes, y por lo tanto están obteniendo en su mayoría la etiqueta “D” y “E”. Las etiquetas más eficientes, la “A” y “B” son las más difíciles de obtener, según se desprende del resultado de último análisis realizado por los técnicos de Alquiler Seguro, tras expedir más de 5.000 certificados energéticos, a nivel nacional, en los últimos meses.

En concreto, la calificación media para los inmuebles españoles es la “E” con un 54,85% seguida de la “D” con el 29,45% de las viviendas analizadas. Por el contrario, tan solo el 0,16% obtuvo una calificación “B” y  un 0,49% la “A”.

Los propietarios consultados por Alquiler Seguro ven el Certificado de Eficiencia Energética de Viviendas como un coste añadido con afán recaudatorio, aunque asumen que es un requisito legal impuesto por la Unión Europea. Además, la opinión más extendida entre los propietarios es que el Certificado Energético es ignorado por los inquilinos a la hora de alquilar un inmueble, pues para ellos prima la situación del inmueble, el estado y sobre todo, el precio del alquiler.

La media de tiempo para obtener el certificado es de 7 días, incluyendo su inscripción en el registro correspondiente a la Comunidad Autónoma. Una gestión que supone muchas trabas burocráticas para la mayoría de los propietarios, además de dificultar el proceso, al haber tantos modelos de expedición como Comunidades Autónomas.

En la mayoría de los casos, los propietarios no se plantean realizar cualquiera de las mejoras que se proponen en el informe energético del inmueble, pues supone hacer modificaciones estructurales de la vivienda.

Desde el 1 de junio todas las casas construidas que quieran ser  alquiladas o vendidas  tienen que  contar con una etiqueta que permita informar al consumidor de su eficiencia energética. El sistema de clasificación es similar al de los electrodomésticos, de esta forma los inmuebles pueden obtener una calificación energética designada con las letras «A», «B», «C»… hasta la letra “G”, siendo la “A” la calificación correspondiente a los inmuebles más eficientes y la «G» la de los menos eficientes.